Confianza del público, transparencia y datos abiertos

La confianza del público en cada etapa del proceso electoral es crucial para la integridad de la elección. Los ciudadanos no solo tienen derecho de participar en las elecciones, sino que también tienen el derecho de conocer por sí mismos si el proceso electoral es válido o no. El acceso a la información acerca de cada etapa del proceso electoral es fundamental para crear y reforzar la confianza del público en las elecciones. Ese conocimiento es la base de la confianza del público en las elecciones y los Gobiernos que resulten de estas.

Foto tomada por el NDI, Elecciones en Túnez, 2014

Cuando se trata de instituciones públicas, los conceptos de transparencia y confianza están intrínsecamente vinculados. Las instituciones púbicas recopilan grandes cantidades de datos, los cuales ofrecen una base para los procesos de toma de decisiones tanto a nivel de políticas como de proyectos. La confianza en los encargados de tomar decisiones requiere de apertura acerca de las pruebas materiales sobre las cuales se toman las decisiones. Asimismo, la mayoría de los datos recopilados por los Gobiernos deben ser, por ley, datos públicos, y los "datos públicos" deben estar abiertos al público y compartirse con él. En efecto, así como las elecciones y el Gobierno le pertenecen al pueblo, los datos públicos también le pertenecen al pueblo, así que cuando las instituciones púbicas, como los órganos de gestión electoral (EMB), dan apertura a los datos, demuestran transparencia que puede aumentar de manera significativa la confianza del público en el proceso electoral. En algunos contextos, otros órganos, como las legislaturas, pueden involucrarse en la toma de decisiones acerca de la apertura de los datos gubernamentales. Por ejemplo, en 2008, el Parlamento de Georgia, en conjunto con la Comisión Electoral Central (CEC), aprobó una ley[1] que obligaba la publicación inmediata de los resultados preliminares de todos los centros de votación en el sitio web de la CEC. Otras instituciones, tales como las dependencias que tienen datos de los censos u otra información importante para evaluar la credibilidad de los procesos electorales, pueden afectar la confianza del público en las elecciones mediante sus prácticas de datos abiertos.

A fin de que los ciudadanos participen, entiendan, evalúen y, finalmente acepten un proceso electoral y su resultado como representativos de su voluntad, los datos electorales deben estar abiertos a los ciudadanos. Como se describe en la sección sobre los principios de los datos abiertos, los datos electorales se consideran abiertos cuando se publican de tal modo que sean oportunos, granulares o primarios, que estén disponibles gratuitamente en Internet, completos y en bloque, que sean analizables, que no sean exclusivos, que no sean discriminatorios y que estén disponible libres de licencias y de manera permanente. Cuando se cumplen estas condiciones, los ciudadanos pueden, entre otras cosas, hacer uso de los datos electorales para participar más plenamente como votantes o candidatos, tomar decisiones informadas acerca de a quién elegir, entender y aceptar la manera en que se define a los ganadores, recomendar reformas para mejorar las siguientes elecciones y hacer que las partes electorales interesadas rindan cuentas. De esta manera, los datos electorales abiertos optimizan la inclusión, la transparencia, la rendición de cuentas y la competitividad de las elecciones.

A medida que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) continúan avanzando a pasos agigantados, la capacidad de hacer que los datos electorales estén públicamente disponibles mejora sustancialmente, mientras que la carga que esto implica disminuye. Esto cambia la lógica de la elaboración de políticas públicas en favor de las prácticas de datos electorales abiertos. Cada vez más países están haciendo públicos distintos tipos de datos electorales. Datos relacionados con los límites de los distritos electorales, el registro de votantes, el padrón electoral, y los resultados de los centros de votación son algunos de los más comunes. En América Latina, la mayoría de los países ponen a disposición del público cantidades significativas de datos electorales, a menudo en formatos abiertos (véase la Sección 4: Datos electorales abiertos en la práctica: Ejemplos de América Latina). Los EMB de todo el mundo deben tomar medidas para ofrecer más datos electorales abiertos como una manera significativa de hacer que sus elecciones sean más incluyentes, transparentes, responsables y competitivas.


  1. Artículo 76, párrafo 8 del Código Electoral Unificado de Georgia. ↩︎